Subimos 3 pisos por escalera para llegar al departamento de Luz, otro hombre trepa un árbol y está a la misma altura, desde la cama lo veo, sus botas caminan con pasos retorcidos entre las caprichosas formas de las ramas, justo a la altura de mis ojos. La cuadra del edificio de Luz es un concierto de motosierras y percusión de troncos cayendo al vacío desde las alturas. De las pocas aves que aparcan sobre los mismos árboles de la cuadra, no se oye registro, el susto las atravesó temprano y el éxodo fue automático, se puede intuir que el susto se les contagia con la misma inmediatez que a las personas, que si el miedo fuera electricidad, serían sus cuerpos y sus cerebritos excelentes conductores, y que hay un lazo invisible y ancestral que las mantiene unidas. El programa musical de hoy: glissandos de combustión interna, bocinazos y eventuales puteadas entre motoristas amargados. En la calle huele a sabia de la madera, a carne de árbol fresca.


texto por Mariano Ramis


Cuaderno con tapa dura + laminado mate (super resistente).

Tamaño A6 (10 x 15 cm aprox).

100 hojas lisas de papel ahuesado (Bookcel 80gr.), las 10 últimas traen troquel para poder quitarlas sin lastimar la costura.

Elástico de cierre y cinta señaladora, también cinta capitel (un detalle color negro).

Ilustrado y encuadernado a mano por Luz Riegelhaupt.


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A la altura de mis ojos

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Subimos 3 pisos por escalera para llegar al departamento de Luz, otro hombre trepa un árbol y está a la misma altura, desde la cama lo veo, sus botas caminan con pasos retorcidos entre las caprichosas formas de las ramas, justo a la altura de mis ojos. La cuadra del edificio de Luz es un concierto de motosierras y percusión de troncos cayendo al vacío desde las alturas. De las pocas aves que aparcan sobre los mismos árboles de la cuadra, no se oye registro, el susto las atravesó temprano y el éxodo fue automático, se puede intuir que el susto se les contagia con la misma inmediatez que a las personas, que si el miedo fuera electricidad, serían sus cuerpos y sus cerebritos excelentes conductores, y que hay un lazo invisible y ancestral que las mantiene unidas. El programa musical de hoy: glissandos de combustión interna, bocinazos y eventuales puteadas entre motoristas amargados. En la calle huele a sabia de la madera, a carne de árbol fresca.


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